Los Grimaldi son por lejos, entre las familias reales, los que tienen la historia más comprable para una serie de televisión o varias películas. Sus historias, desenlaces y peleas dentro del núcleo familiar, son dignos de analizar con atención. Recientemente, el Príncipe Alberto y Charlene de Mónaco han protagonizado otro episodio épico.
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Con el deseo de mantenerse como jefes de Estado y seguir con el status, las miradas en este momento son para el Príncipe Alberto y su esposa, que más de una vez ha tenido que adaptarse a las normativas del padre de sus hijos y las de sus hermanas, que le buscan hacer más difícil su permanencia dentro de la familia.
La relación del matrimonio de la exnadadora y el Príncipe Alberto, que comenzó en 2011 y ha tenido varias internas, parecía estar calmada hasta que los cuadros de salud de Charlene de Mónaco la han acechado con frecuencia teniéndola aislada de su agenda y, sobre todo, alejada de los herederos del Príncipe Alberto, por estar recuperándose en África.
Cuando por fin pudo regresar, Charlene de Mónaco volvió al Principado con un marcado deterioro en su salud emocional, por lo que tuvo que ser tratada. Luego de unos largos meses, se repuso y volvió a sus actividades. Eso sí, siempre a la sombra del Príncipe Alberto que no la ha apoyado lo suficiente.
Alberto deja de lado a Charlene de Mónaco
Se conoce que, si bien se cree que la salud del soberano no está deteriorada a los 65 años, por lo que sigue estando activo, los protocolos si le llegara a pasar algo deben estar esclarecidos. Es por eso que el Príncipe Alberto ha tomado una decisión por la sucesión del Principado que humilla a Charlene de Mónaco.
En el Principado de Mónaco ocurre como en nuestro país: si el monarca principal fallece o debe abdicar, lo sucede su hijo (o hija en caso de no haber varones) mayor. El mayor de los hijos de Charlene de Mónaco es Jacques, pero tiene 8 años y, por lo tanto, debería ejercer su madre con el título de Regente hasta que su hijo cumpla los 18 años.
Con este panorama, Alberto debería seguir en su rol al menos hasta los 75 años, si quisiera dejar en manos de su hijo el Principado. Es por eso que, adelantándose a los hechos ha confirmado que, si algo le pasara, Charlene de Mónaco no estaría sola como Regente, si no que tendrá un Consejo de Regencia para llevar las riendas de la Nación.
Para la exnadadora esta decisión de su esposo se trata de una humillación, pero ella ha preferido no manifestarse y seguir con un perfil bajo para seguir protegiendo a Jacques. Charlene de Mónaco entiende que es una maniobra más del Príncipe Alberto para aislarla de las realidades del Principado.
Que es el Consejo de Regencia
El Consejo de Regencia lo forman siete personas, de las que Charlene de Mónaco sólo sería una más, por lo que su voz no sería tan escuchada como si estuviera sola. Los demás son designados a dedo por el Príncipe Alberto, lo que significa que serían de su máxima confianza y no estarían de acuerdo con nada de lo que ella podría proponer.