Ahora se supo por qué la Infanta Elena andaba de tan mal talante en los últimos tiempos. Había tenido problemas de filtraciones en su casa y eso la había obligado a dejar su confortable piso de 500 metros cuadrados en el barrio Niño Jesús para mudarse a uno de la mitad de su tamaño en espera de solucionar el problema.
Los problemas de la hermana del Rey Felipe comenzaron hace un año pero sus constantes viajes a Abu Dabi a ver al Rey Juan Carlos retrasaron el inicio de las obras de reparaciones. Y como a la Infanta Elena le resultaba intolerable tener que estar viviendo allí mientras se realizaban las obras, decidió mudarse hasta que todo concluyese.
Así fue que los últimos 9 meses ha estado viviendo en un piso de alquiler en el barrio de Almagro de sólo 200 metros cuadrados, hacia donde fue con sus hijos Froilán y Victoria Federica. Pero, por más que ese pisito era de lo más mono, la Infanta Elena la pasaba fatal por haber tenido que reducir el tamaño de su vivienda a la mitad.
Además, las obras se extendieron 2 meses más de lo previsto, ya que la Duquesa de Lugo decidió aprovechar la oportunidad para hacer algunas reformas extra. Todo eso ponía de muy mal humor a la Infanta Elena, que extrañaba el lugar que ha sido su hogar desde que se separó de Jaime de Marichalar.
Finalmente, los días grises de la vida de la Infanta Elena han terminado, de hecho, ya se vio al camión de mudanzas volver a llevar al barrio Niño Jesús las cosas de su casa. Por fin podrá volver a disponer del lugar que tanto le gusta.
Esperemos entonces que ya que todo se ha solucionado satisfactoriamente y ahora vuelve a disfrutar de su hogar, el humor de la Infanta Elena cambie y no se repitan episodios como aquel de hace varias semanas en donde, con mucha altanería, respondió a una reportera que sólo le había hecho unas preguntas: “Doña Elena”, cuando la reportera le había llamado Elena a secas.