Parece que el peor momento entre Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina ya pasó, al menos eso demuestra ella. La hija de los eméritos las vio feas luego de la infidelidad de Urdangarin, seguida de la formalización de su romance con Ainhoa Armentia, avalancha mediática de por medio.
Sin embargo, el sol parece salir luego del huracán de Cristina de Borbón, y promete luz. Lejos de aquellas imágenes de una infanta Cristina triste, muy delgada y con la cabeza gacha, hoy se muestra resplandeciente y mucho más sana, con una sonrisa imborrable y muchos planes a futuro.
Aún con su vida en Ginebra, la infanta viaja constantemente a Madrid para atender sus compromisos en las fundaciones que lleva adelante y aprovecha también para divertirse, como estos días en los que se vio con Antonio Resines.
Sus amigos, así como su hermana Elena han sido un bálsamo y fuente de energía para Cristina de Borbón.
Divorcio que tarda, pero llega
La infanta Cristina sigue llevando la alianza, aunque únicamente de forma protocolar, pues no quiere tener nada que ver con su desgraciado exesposo. En cuanto al proceso legal, se sabe que avanza lentamente, que Cristina e Iñaki Urdangarin acordaron llevar la demanda únicamente en España y que antes de que termine el verano habrá novedades.
La demanda incluirá un acuerdo de confidencialidad y los acuerdos prematrimoniales firmados 1997 por los exduques de Palma alivianan considerablemente la carga de la división de bienes, por lo que esta parte de la demanda está más que zanjada.
En lo personal, mientras Iñaki Urdangarin lucha para salir a flote luego de perder sus privilegios reales, la infanta Cristina está en el que quizás sea su mejor momento: la vida le sonríe, y ella sonríe de vuelta. Poco a poco, va echando tierra en la etapa oscura que fue su matrimonio con el controvertido exduque.