La vida de Kiko Rivera cambió totalmente desde que el pasado mes de noviembre sufrió un ictus. De hecho, a partir de ese momento, el personaje mediático ha estado llevando adelante algunos cuidados cotidianos, como dieta y ejercicios. Sin embargo, este susto no le ha servido a Kiko Rivera para que su actitud fiestera cambiara e Irene Rosales no tiene intenciones de volver a pasar por lo mismo.
Ahora que el nacido en Sevilla ya se encuentra mejor, su vida ha vuelto a parecerse a la de antes. Incluso, Kiko Rivera para su cumpleaños número 39 ofreció una fiesta multitudinaria en su pueblo, Castilleja de la Cuesta, donde vive con Irene Rosales y sus hijas. Como era de esperarse, al evento acudieron más de 40 personas y se caracterizó por la cantidad de bebida, comida y buena música.
A raíz de la noche de excesos, la oriunda de Gines le pidió, encarecidamente, a Kiko Rivera que le pusiera parate a la fiesta, algo que el hijo de Isabel Pantoja decidió no hacer. Al final la cosa terminó en una pelea importante entre ambos y los invitados optaron por marcharse.
El objetivo de Irene Rosales es evitar que Kiko Rivera vuelva a tener una recaída y, de esa forma, que ella y su familia vuelvan a estar en vilo nuevamente. Por eso, la modelo le ha advertido de manera contundente que evite estar en contacto con los ambientes de fiesta donde desarrolla su actividad laboral.
Kiko Rivera se muestra irreconocible
Kiko Rivera se tomó el atrevimiento de subir una foto a las redes sociales donde se lo pudo observar más delgado y con mejor aspecto. Lejos de creerle, muchos de sus seguidores pensaron que se trataba de una imagen antigua o de un fotomontaje.
Con el deseo de romper los rumores, Kiko publicó una selfie frente al espejo para retar a quienes no le creían. En dicha imagen se lo ve con una barba y contorno del vientre diferente.