El Rey Felipe y la Reina Letizia enfrentarán en unos meses una situación a la que muchos padres tienen que hacer frente, pero que no todos llevan bien: el síndrome del nido vacío. Esto se debe a que la Infanta Sofía se trasladará a Gales para realizar el Bachillerato Internacional y la Princesa Leonor comenzará su formación militar en Zaragoza.
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Aunque los Reyes tienen cierta experiencia en ver cómo sus hijas abandonan el nido, esta vez ambas estarán lejos de la casa familiar al mismo tiempo. El síndrome del nido vacío se refiere a los síntomas emocionales y físicos que aparecen después de que los hijos se marchan del hogar familiar, que van desde la angustia, depresión y hasta problemas de salud.
La psicóloga Rocío García Abós explica que los sentimientos más comunes que se experimentan son orgullo mezclado con tristeza, ansiedad, soledad e irritabilidad. Y la psicóloga Laura de Pablos agrega que también pueden sentir dolor, anhelo, aflicción, desesperanza, necesidad de estar solo y llanto frecuente, entre otros. Esto podría ocasionar la partida de Sofía.
Pueden sentir dolor, anhelo, aflicción, desesperanza, necesidad de estar solo y llanto frecuente
Hay factores que influyen en que estos sentimientos sean más notorios en algunos padres que en otros, como la dependencia emocional y la estructura familiar, social y laboral, así como tener una red social amplia y participar en diversas actividades ocupacionales. En el caso del Rey Felipe y la Reina Letizia, la presión mediática es inminente y esto puede hacer que el proceso sea más complicado.
Cómo sobrellevar el síndrome del nido vacío
Existen pautas que los padres pueden seguir para sobrellevar la marcha de los hijos, como ser conscientes de la situación, alegrarse por la independencia de los hijos y mantener el contacto con ellos sin reproches, disfrutar de nuevas experiencias y socializar tanto a nivel individual como de pareja, y potenciar habilidades personales.
Sin embargo, en el caso del Rey Felipe y la Reina Letizia, se debe tener en cuenta la presión mediática a la que se ven sometidos, y el ojo crítico de la opinión pública. Aunque esta situación puede ser difícil de manejar, con las herramientas adecuadas, se puede afrontar con éxito el síndrome del nido vacío.